
Se desvanecen las iglesias, gruesas multitudes con preocupaciones lo cual es legal, pero no en interiores. Poco sirven esos sentimientos detenidos entre murallas. Poco arregla el mero evangelizar lo que se le ha roto el mundo sin ensuciarse un poco las manos para remendarlo. Esos fieles con el corazón en la boca, los entiendo, todos necesitamos algo que venerar. Pero más que creer a ciegas lo que nos salvará es crear.