
Todos los californianos hablan de lo correcto en jugueterías y floristerías, pero por algún motivo extraño el tiempo se les detiene un momento en las ferreterías. ¡Qué pavada! Uno pensaría, pero así funciona esta gente; les es natural charlar con energía sobre las hortensias y su mala suerte, y no así de la algarabía de tener bien instalado un burlete.